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Fundación Reforestemos selecciona especies nativas según las condiciones del lugar —clima, suelo y vegetación— para restaurar ecosistemas dañados. Primero usan especies colonizadoras, adaptadas a iniciar la regeneración tras una perturbación. El proceso se basa en un análisis detallado del entorno, lo que permite elegir las especies ideales para recuperar de forma sostenible la salud y funciones del bosque.

En nuestro caso al trabajar en la zona austral o Patagonia se reforesta principalmente con Lenga, Coigue y Ñirre.

Reforestar con especies nativas permite recuperar ecosistemas dañados, fortalecer la biodiversidad y restaurar servicios como el ciclo del agua, la fertilidad del suelo y la regulación del clima. Estas especies, al estar adaptadas al entorno, requieren menos agua y mantenimiento, y son más resistentes a plagas y enfermedades.

También capturan CO₂, ayudando a mitigar el cambio climático, y favorecen la conservación de flora y fauna en peligro. Además, los bosques nativos protegen ríos, previenen la erosión, y generan sombra y humedad, regulando los microclimas locales.

A nivel social, millones de personas dependen de los bosques para su sustento, cultura y bienestar, por lo que su restauración también impulsa comunidades más resilientes y conectadas con su entorno.

Tenemos toneladas de exceso de dióxido de carbono en nuestro aire. Los árboles absorben CO2 almacenando carbono y a la vez produciendo oxígeno.

Aunque la capacidad de absorción de un árbol puede variar, de acuerdo a datos entregados por CONAF y la FAO (organización de las naciones unidas para la alimentación y la agricultura) un árbol puede absorber hasta 150kg de CO2 al año.

El seguimiento de los árboles plantados es un proceso fundamental en los proyectos de reforestación de la ONG, diseñado para maximizar la tasa de prendimiento y asegurar el desarrollo óptimo de las especies en cada ecosistema.

Los árboles plantados son monitoreados cuidadosamente para asegurar su crecimiento y supervivencia. Se implementan medidas de protección como cercos o protectores individuales según los riesgos del terreno, como animales que puedan dañarlos.

El monitoreo se realiza en parcelas forestales, donde se mide el crecimiento, la salud y la tasa de sobrevivencia de los árboles durante al menos 5 años, pudiendo extenderse hasta 10. En terrenos privados, también se mantiene contacto con los dueños para complementar la información con fotos y reportes periódicos.

Fundación Reforestemos realiza mantenciones y monitoreo durante los primeros cinco años para asegurar el éxito de la reforestación. Aunque la tasa de prendimiento varía según el clima y el suelo, en promedio un 70% de los árboles plantados logra establecerse, reflejando un alto compromiso con la restauración efectiva de los ecosistemas.

La reforestación en ecosistemas que naturalmente no eran bosques puede alterar su equilibrio ecológico, afectando la biodiversidad, el suelo y el ciclo del agua. En hábitats como praderas, estepas, humedales o turberas, la introducción de árboles puede generar pérdida de especies nativas y modificar procesos naturales. Por ello, la restauración debe respetar las características del ecosistema, priorizando su regeneración sin alterar su estructura original.

Los bosques cumplen un papel clave en la regulación del ciclo hídrico, funcionando como "esponjas gigantes". Una parte del agua que reciben queda disponible para la vegetación, mientras que otra se infiltra en el suelo, recargando acuíferos y napas subterráneas, lo que contribuye a la disponibilidad de agua dulce en la región.

Además, los bosques favorecen la retención de humedad en los ecosistemas y participan en el reciclaje del recurso hídrico a través de la evaporación y transpiración de sus árboles, generando nuevas precipitaciones que ayudan a mantener el equilibrio del ciclo del agua. 

Sí, la reforestación mal planificada puede afectar negativamente a especies de flora y fauna que han colonizado ecosistemas degradados. Aunque la restauración busca recuperar funciones ecosistémicas y biodiversidad, intervenir sin un diseño adecuado puede generar impactos no deseados, por eso es muy importante evaluar el contexto en el que se desarrolla, utilizar las especies presentes que puedan ayudar en la estrategia y diseñar las reforestaciones basadas en la sucesión ecológica.