Origen de Gnomo

Tres amigos crean Gnomo para poner en valor la naturaleza chilena mediante el vestuario outdoor.

¿Por qué Gnomo?

Cómo surge el nombre y por qué representa nuestra misión de proteger la naturaleza.

¿Qué vino después?

Comenzamos en un container y fuimos sumando aliados que comparten nuestros valores y visión.

Los gnomos hemos estado ocultos en los bosques desde hace siglos, pero nuestra marca nace el año 2014, con 3 buenos amigos de colegio: Carlos, Fernando y José. Nos unimos bajo una pasión y objetivo común: Poner en valor el potencial natural y turístico de nuestro país mediante un emprendimiento.

Éramos tres personalidades diferentes, pero a su vez muy complementarias. Carlos y Jose, ingenieros comerciales ponían el foco en el modelo de negocio y estudio del mercado. Mientras que Fernando, gran diseñador, creaba la imagen de la marca. Fue así como encontramos un espacio en el mundo del vestuario y accesorios outdoor y empezamos a trabajar en Gnomo.

¿Por qué Gnomo?

Estábamos buscando un nombre que reflejara los principios y valores que queríamos transmitir como marca: Reconstituir el lazo entre el humano y la naturaleza, invitándolos a disfrutar de ella de manera consciente y responsable.

Luego de darnos muchas vueltas y sin llegar a nada que nos convenciera, hicimos una pausa y fuimos a la cocina a buscar algo para comer. Fue ahí cuando vimos el imán de un Gnomo pegado en el refrigerador de la casa de los papás de Carlos. Jose lo tomó y lo mostró a Carlos y Fernando. — ¡Gnomo, el protector de la naturaleza! ¡Eso es! — Era el nombre perfecto para la marca. El Gnomo es un ser mitológico, encargado de proteger la naturaleza y sus tesoros. Bajo esa lógica, todo hacía sentido, el nombre ya estaba decidido.

¿Qué vino después?

Jóvenes, inexpertos, pero con muchas ganas. Comenzamos trabajando en una pequeña pero acogedora oficina: un container en el jardín de la casa de los papás de Carlos. (Aprovechamos este espacio para mandarle un gran saludo a Carlos y Marcela y agradecerles por esos lindos y desafiantes años).

¡Y fuimos creciendo! A medida que surgían nuevas necesidades, necesitamos de la ayuda de profesionales, amigos y empresas identificadas con nuestros valores de marca.

Así, fuimos sumando gente al equipo en las diferentes áreas. Hemos creado lazos y amistades con fotógrafos, deportistas, ilustradores, viajeros y amantes de la naturaleza, formando así la familia Gnomo. Este gran grupo de Gnomos nos ayuda a transmitir nuestro mensaje y poner en valor la naturaleza chilena. Además, sellamos grandes alianzas que nos permiten mejorar nuestros procesos y realizar acciones ambientales concretas.

Pero no todo era color de rosas. Sabíamos que seríamos parte de la segunda industria más contaminante del mundo, pero esto también nos permitía tener más influencia en la solución. Por eso trabajamos con proveedores que nos garantizan la mejor calidad y certificaciones de productos reciclados y duraderos.

Otro gran hito en nuestra historia fue la alianza que formamos con Fundación Reforestemos. En Gnomo destinamos el 1% de nuestras ventas a la reforestación de árboles nativos en la Patagonia chilena, y la fundación nos ayuda a sacar el máximo rendimiento a nuestro aporte para plantar la mayor cantidad de árboles posible cada año.

¿Y ahora qué?

Queremos seguir creciendo y llegando a más rincones de Chile, llevando nuestro mensaje y productos a todos lados. Sabemos que para esto también es necesario ampliar nuestra variedad de productos, creando prendas que sirvan para equipar bien a nuestros clientes, dependiendo de las necesidades y las condiciones geográficas y climáticas que tengan en cada encuentro con la naturaleza.

Queremos seguir aportando nuestro granito de arena en el planeta. Sabemos que crecer significa tener mayor responsabilidad frente al problema ambiental de la industria textil, por eso el crecimiento en Gnomo es controlado y consciente. El objetivo principal es que nuestro desarrollo se vea reflejado también en nuestro aporte a la naturaleza. Por eso, año a año trabajamos por aumentar nuestra capacidad para seguir plantando árboles.